Visita las ballenas de la mano de la ciencia 

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Texto: Ilán Greenfield

Fotografías: Javier Oña

Las ballenas jorobadas viajan hasta Ecuador cada año en el verano para disfrutar de nuestras cálidas aguas tropicales. Desde hace dos décadas, existe una creciente organización turística en torno a la actividad de salir a alta mar en busca de ellas, pero nunca antes tuvo más sentido que ahora, con las nuevas salidas científicas de “Cetácea Ecuador” para mejor comprender y disfrutar de este singular encuentro con la naturaleza.  Si estás veraneando en Esmeraldas esta temporada, piensa en visitar a las ballenas… de la mano de la Ciencia.

Entre los meses de junio y septiembre, la costa ecuatoriana se vuelve en el balneario de verano de miles de ballenas jorobadas que llegan de todo el largo y ancho del Océano Pacífico Sur para escapar el frío de sus hogares australes. Desde que la bióloga alemana Judith Denkinger y sus colegas se enteraron de esta presencia, la industria turística en la región se ha transformado.

Imagínense un producto semejante. La posibilidad de ver ballenas —¡ballenas!— a menos de una hora desde la playa.

Pescadores locales no tardaron en aprovechar sus lanchas para vender tours hasta ellas: verlas soplar y chapucear en nuestras cálidas aguas, el non plus ultra de la experiencia siendo el momento en que uno de estos poderosos mamíferos surge de las olas como una montaña viva de proporciones dantescas frente a la pequeña embarcación que la presencia.

Un safari costero

No están sólo dando saltos y divirtiéndose o simplemente escapando el frío de su invierno. Las ballenas están cumpliendo un ciclo de vida. Además, cada cual está haciendo lo suyo y tiene su propio motivo para estar en nuestras costas.

Hay ballenas que están buscando pareja. Hay ballenas que llegan para dar a luz. Hay ballenas que están en tránsito, trasladándose más al norte o al sur. En toda la región noroccidente de Suramérica (en Colombia, Perú y Ecuador), llegan hasta seis mil al año. Los machos, se conoce, realizan una competitiva carrera (que incluye roces y lucha en mar abierto) para llegar hasta aquí y poder galantear a una hembra, la cual ya ha llegado hace algunas semanas y está a la espera de pretendientes.

Elegirá a uno de ellos, con quien copulará y volverá, ya encinta, a sus tierras sureñas. Esto coincidirá, el próximo año, en esta misma época estival, con la culminación del periodo de gestación y nacimiento de su cría, en estas mismas aguas donde nació el amor.

¡Todo eso está pasando debajo del agua cuando vez a una ballena!

Canciones del mar

Desde su primer descubrimiento hasta hoy, los científicos, de la mano de biólogos como Judith, han monitoreado el comportamiento y permanencia en nuestras aguas de las ballenas jorobadas. En el proceso, se han descubierto aspectos fascinantes, entre los cuales quizás el que más nos asombra tiene que ver con sus cantos.

Javier Oña, quien ha estudiado las ballenas desde 2012, me hace una pregunta enigmática: “¿Cuánto dura una canción de rock?”  “Depende de la canción,” le digo: “pero a las emisoras de radio les gusta canciones de menos de tres minutos”. Se ríe y me dice, “pues las ballenas tienen canciones de siete minutos en promedio”. “Ah, como un tema de Pink Floyd”.

Las canciones de las ballenas cambian cada año. A veces le cambian uno que otro fraseo. En otras ocasiones, deciden que hay que pegar con algo distinto y cambian la canción casi por completo. Hay que decir, además, que la equiparación con el rock es engañosa. Es verdad, una canción de rock puede durar tres minutos, pero dentro de esos tres minutos hay secciones que se repiten. Las canciones que cantan las ballenas, por su parte, ocurren en ciclos de siete minutos. ¡Es decir, tendrías que esperar siete minutos antes de escuchar el coro otra vez!

Junto con la bióloga neozelandesa Ellen Garland, quien lleva varios años estudiando estos procesos de vocalización al otro lado del mundo en Australia, Javier y su equipo están actualmente creando un banco de “canciones” de las ballenas presentes en Ecuador; estudiándolas, como quien dice, “al pie de la letra”. El proyecto de estudio de estas maravillosas criaturas se llama “Cetácea Ecuador”, pero no es tan solo un proyecto científico.

Ciencia y observación científica

Hace un año, Cetácea Ecuador inició su observación científica de ballenas jorobadas. Uno puede montarse en una de las lanchas del equipo y ser testigo de su trabajo de monitoreo. Claro, parte del show es verlas en su día a día, saltando del agua y conviviendo.

Pero también, a través de un hidrófono, podrás escuchar cómo cantan y el equipo te explicará todo lo referente a sus costumbres y mucho más, incluyendo teorías que se mantienen sobre la “apropiación cultural” o las “vocalizaciones sociales” de las ballenas.

La experiencia es única y vale bien la pena que, este verano, si estás pensando en pasarla de playa, contactarte con Cetácea. Hay salidas todos los días para grupos desde El Acantilado; solo basta reservar con anticipación.

Para más información y reservaciones 

CETACEA ECUADOR

Teléfonos:

+(593 9) 84 86 9657

+(593 9) 86 11 3344

Facebook: Cetacea Ecuador

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