En Santa Clara Alta (cantón Rumiñahui), las laderas del río Pita forman una caída sonora y sobre él se alza una piedra de unos 15 metros. Los escaladores lo bautizaron así, Bebelandia, porque se trata del lugar de escalada más presto a ofrecer diversión infantil. La pared está formada por una gran roca que resplandece bajo los rayos del día soleado y es ahí donde niños de hasta cinco años de edad pueden empezar a aprender y practicar este deporte, luego de una caminata de un poco más de media hora por un sendero de bosque y varios puentes que sortean las sinuosidades del río.
Por el sendero se pueden ver varias otras paredes de roca aptas para un nivel de escalada más exigente, pero vamos con niños y hay que seguir adelante, atravesar los puentes restantes y, a falta de un último puente, cruzar a pie descalzo un pequeño tramo del río: agua helada y pequeñas piedras que, sin embargo, añaden encanto a la aventura. Es más, los alrededores ocupados por plantas, piedras y laderas rocosas invitan a una inmersión en naturaleza que, aunque temporal, puede resultar aún más significativa cuando se la comparte en grupo.
Bebelandia salta a la vista y la emoción de Martín e Íñigo Paz de 10 y 7 años, respectivamente, es palpable. Están más que listos para subir los 15 m de roca.

Para preparar el ascenso de los niños, Felipe instala desde el tope de la gran piedra la cuerda que los sostendrá. La modalidad top-rope es ideal para principiantes pues permite contar con un escenario controlado en el cual la cuerda atraviesa los anclajes de la cima de la elevación y cae de dos lados para poder maniobrar el extremo de la cuerda que da al piso (en manos del instructor) mientras la otra es usada por el escalador para ascender. Así es posible “chapar” o asegurarse a la piedra y a la cuerda sin miedo a caer. Martín logra escalar la roca en pocos minutos. A Íñigo le cuesta un poco más y, sin embargo, a pesar de no poder pasar con facilidad la parte media de la pared, insiste hasta lograrlo con los ánimos y consejos de Felipe. “Ellos están muy muy motivados —dice Proaño acerca de los niños— los entreno en los gimnasios de escalada y van subiendo poco a poco su nivel. Serán grandes escaladores”.
Para lograr una escalada satisfactoria tanto manos y brazos como pies y piernas deben encontrar las mejores posiciones y coordinación para ganar equilibrio, seguridad y poder avanzar a alturas cada vez mayores. Pero esto solo es posible si se cuenta con el equipamiento adecuado y si se lo usa de la manera correcta. Además de la cuerda y de los mosquetones que la aseguran en diferentes puntos de la pared, el equipo que usan Íñigo y Martín se compone de casco, arnés y de los famosos “pies de gato”, los zapatos especiales para realizar la escalada en roca. De esta manera, es posible entrenar y divertirse en medio de un ambiente de naturaleza muy propicio también para acampar o realizar un paseo en familia sin alejarse mucho de Quito.
De hecho, el viaje desde la capital hasta este punto es de menos de hora y media. El clima templado y húmedo ayuda a que sea una salida agradable, así como un primer paso para conocer el mundo de la escalada deportiva. Bebelandia es la tercera zona de escalada en Santa Clara Alta y consta de doce rutas de iniciación. Asimismo, una de las grandes ventajas de una ruta de escalada como las que presenta este lugar es el contacto tan cercano que permite, pues ya sea escalando, ayudando a escalar o mirando a quienes lo hacen, la altura no tan pronunciada y las dimensiones de la pared permiten tener una comunicación más clara y fácil que en otros lugares. Ello hace posible afianzar los lazos de familiaridad y cercanía entre amigos deportistas o entre los propios miembros de la familia. Del mismo modo, abre el paso para desafíos más grandes en el futuro del pequeño escalador.
Conquistar la cima no resulta al final tan importante como la experiencia que rodea este deporte y, sobre todo, la posibilidad de vivir la escalada entre todos, ya sea acompañando a los niños, asistiéndolos o intentando y aprendiendo por su cuenta. Desde que inicia el sendero a la pequeña playa de río que rodea la base de la roca de Bebelandia, se vive un aire de entusiasmo contagiado por la energía desbordante de los pequeños. Parece no agotarse hasta zafar el último mosquetón y volver por ese mismo sendero que ahora, luego de la experiencia compartida, invita a soñar y planear nuevos ascensos.
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