Es uno de los grandes hitos históricos de Quito: desde esta ciudad, en 1541, partió la expedición hacia el País de la Canela que terminaría dando a conocer, al mundo occidental, la existencia del río Amazonas, el más grande de nuestro planeta.
Si nos colocamos en el mirador de Guápulo, a pocos pasos del Hotel Quito y la avenida González Suárez, no es difícil imaginar a aquellos ambiciosos conquistadores intentado trazar, con sus propios ojos, el camino hacia El Dorado.
Uno puede ver la vía hoy. No sólo hablamos de la vía actual, que inicia su trayecto hacia los pueblos de Puembo, Pifo y luego Papallacta, uno de los panoramas más asombrosos de la ciudad (y nos atrevemos a decir, del país). A esa carretera, esfumémosla de nuestra mente y quedémonos con los soberbios valles y las colinas del ramal oriental andino, que con sus picos nevados Cayambe y Antisana, ofrecen la primera muralla a la que tuvieron que atenerse los españoles para soñar en su cometido. Nos admiramos ahora: no les dio pavor enfrentar esos titanes de piedra y nieve, ni tampoco todas las selvas impenetrables que dichas quebradas revelaban a sus pies. Fueron de todas formas.
La expedición fue un fracaso, si contamos las muertes y los años de pérdida. También si pensamos que nunca se encontró ni el mentado El Dorado ni tampoco el País de la Canela, su propósito principal. Pero fue un éxito para la historia: Orellana logró avanzar hasta el río Amazonas y conocer aquel inolvidable trayecto fluvial que cruzaba el continente hasta el océano Atlántico.
Quinientos años después, lo que tomó más de un año recorrer se realiza en apenas dos a tres horas de viaje en automóvil hasta la base de la Amazonía ecuatoriana, un mundo exuberante y megadiverso que es parte indisociable del legado quiteño. Sí, estamos más allá de los límites metropolitanos, pero la Amazonía está ligada a Quito—aquí, en nuestros páramos, nacen sus aguas—y en cuanto a sus posibilidades turísticas, esta región es muy accesible desde la ciudad capital. Quito es su portal más evidente, una ciudad con todas las comodidades desde la cual un viaje de sólo cinco horas nos pone sobre los primeros muelles de los afluentes principales del Amazonas.
Los proyectos comunitarios que promocionan el cacao fino de aroma amazónico, las tierras de varias nacionalidades indígenas, la diversidad asombrosa de animales y plantas, los shamanes y sus leyendas… Quito es el mejor lugar para iniciar tu proceso de exploración. Y puedes, incluso, hacer escala en un museo como Mindalae, que te contará sobre las grandes culturas vivas de la Amazonía que enriquecen nuestra identidad nacional.
Quito es tu portal a la Amazonía.
Algunas visitas desde Quito que nos llevan por el camino de Orellana:
- El Chaquiñán
- Papallacta
- Cayambe-Coca
- Baeza
- Cascada de San Rafael
- Tena, Misahuallí y Puyo
- Vía Loreto hacia Sumaco o eventualmente a Coca