El mosaico de ecosistemas del Parque Nacional Sangay, desde glaciares y páramos, regiones templadas, bosques montanos y nublados, es un tesoro natural que no solo debemos proteger, sino visitar, conocer y atesorar.
Ecuador cuenta con muchos lugares mágicos y el Parque Nacional Sangay es uno de los más majestuosos de ellos. Es, al mismo tiempo, uno de los menos visitados; una vasta y sobrecogedora área del país que la mayoría de ecuatorianos no conoce. Lo irónico, sin duda, es lo accesible que es. Desde las ciudades de Riobamba, Penipe, Guamote y Alausí, en la provincia de Chimborazo existe entrada directa al santuario natural, con senderismo en mágicos parajes, hacia preciadas experiencias, paisajes y belleza natural.

Encanto vivo
En esta área protegida, ingresando por el sector de La Bocatoma, en la parroquia Quimiag, se pueden visitar lagunas como La Estrellada, La Verde y La Quindecocha, con sus aguas coloreadas de diversos tonos debido a la altura en la que se encuentran: azules profundos, reflejos plateados, verdes y dorados. Esto se combina con las preciosas lagunas de Ozogoche ubicadas en Alausí, y Atillo en el sector de Guamote, así como el inolvidable Camino del Inca hasta Culebrillas. Una vida tomaría realmente llegar a conocer todos los vericuetos y magníficos rincones de este extenso Parque Nacional.
Coronando el parque, como una de sus joyas más preciadas, está el imponente nevado El Altar, conocido en kichwa como Capac Urcu. A pesar de ser un volcán extinto, ostenta el título de ser el ‘más lindo’ del país. El Altar tiene algo para todos; no en vano lo conocen como el Sabio Señor de las Montañas. El impresionante paisaje andino que se puede ver desde su cumbre se reserva para sus visitantes más aventureros.Para quienes buscan algo menos empinado, existe una gran variedad de senderos y caminatas.

Guardianes del santuario
Para el Gobierno Provincial de Chimborazo es de vital importancia cuidar y enriquecer los ecosistemas del Parque Nacional Sangay. El Proyecto de Conservación de Recursos Naturales y Desarrollo Sostenible se enfoca en proteger los páramos, bosques nativos y vertientes de agua, fuentes de vida para toda la provincia, encaminando esfuerzos en las comunidades comprometidas con el cuidado de la naturaleza, como Ozogoche Alto y Cobshe Alto en la Parroquia Achupallas. Ellos custodian 6432 hectáreas y 635 hectáreas de páramo (respectivamente) dentro de la zona de influencia de esta área protegida.
Las alpacas son el aliado perfecto para recuperar los suelos degradados del pajonal: no producen erosión, regeneran los microorganismos a través de su abono y reducen el impacto sobre la vegetación. Además, su lana es altamente valorada en el mercado textil, lo que también hace que sean generadoras de ingresos para los pobladores. Por este motivo y como parte del proyecto, se introdujeron 40 alpacas (distribuidas en hatos de dos alpacos machos y 18 alpacas hembras).
Además, se incluye en la intervención del proyecto, la conformación de un fideicomiso ambiental denominado Fondo de Vida Chimborazo que financia planes de manejo para el desarrollo sostenible de las poblaciones garantizando tanto la protección de los ecosistemas como el bienestar generacional de las familias que habitan en ellos.