Hay una orquídea que confunde a una especie de mosca: su interior le hace pensar que en ella existe una colonia de áfidos (insectos que se alimentan de la base de las plantas); para la mosca hembra un lugar predilecto donde poner sus huevos. Al intentar ponerlos, sin embargo, cae dentro de la flor. No hay áfidos, solo la mimética de la orquídea. Pero la mosca no le queda sino salir de la trampa que le han tendido y al hacerlo, termina polinizando a la flor.
Lepanthes.
Es sólo un ejemplo de lo engañosas que pueden ser, entre las familias más pícaras de la selva amazónica. Cuando dispersan sus semillas (que son millones y tan pequeñas como el polvo), estas deben caer sobre un cierto tipo de hongo, al que también engañarán para que la semilla pueda alimentarse y crear una planta. Si no llega a estos hongos, sería incapaz de subsistir, puesto que una particularidad de la semilla de la orquídea es que no contiene proteína para su embrión. No contienen energía, son tan solo una colección de células abiertas. Durante el resto de sus días, hongo y orquídea vivirán en simbiosis (impuesta, claro, por la orquídea), el hongo recibiendo carbohidratos y la orquídea recibiendo minerales.
Otras orquídeas tienen flores con poco o nada de néctar. Pero por su apariencia, por ejemplo, hace que las mariposas se imaginen un plato suculento cuando la ven. Llegan a probar y se dan cuenta que no hay tal, pero ya es muy tarde. La orquídea ha sido polinizada. Preguntarás: ¿por qué nadie aprende la lección? La vida de una mariposa no es muy larga (en primer lugar); es, también, un testamento a la biodiversidad de nuestra Amazonía: es tan inconcebible que la probabilidad de que una especie sea engañada por una orquídea más de una vez en su vida es casi nula.
Sevikingia.
Guiado por las orquídeas
La orquídea es una de las familias con mayor diversidad en nuestro país. De hecho, Ecuador es considerado el país con más especies de orquídeas en el mundo (más de 4200), que para nuestro pequeño territorio es un récord asombroso. Y la provincia de Pastaza, un lugar particularmente propicio para la diversidad. Según Lou Jost, uno de los especialistas de orquídeas más importantes del país, una de las razones es la diversidad de microclimas, unido a una interesante diversidad geológica en la base del río Pastaza. Uno encuentra tierra volcánica, arcilla, caliza, hasta granito y alrededor de estas formaciones, la presencia de especies singulares es muy alta.
Lou ha descubierto alrededor de sesenta. Algunas—entre ellas, la más pequeña del mundo—con flores del tamaño del ojo de una aguja. “Para descubrirlas, uno va metiendo las manos en musgo para ver que no es musgo, y eso puede ser una orquídea”. Lo fascinante es que siendo una familia propicia al endemismo, ellas también te guían hacia los lugares más especiales para la biodiversidad de un bosque. “Muchas veces,” dice Jost, “donde encuentras nuevas orquídeas para la Ciencia, también encuentras nuevas especies de sapos, plantas e incluso árboles”.
Epidendrum.
Pero quizás más fascinante que eso, a fin de cuentas, es que aún en nuestra era, hay tanto por descubrir. Los encuentros con nuevas especies para la Ciencia son constantes. Si logramos proteger las selvas y los lugares más especiales de éstas, quizás podamos seguir descubriendo los alcances fabulosos de nuestra irrefrenable biodiversidad.