La Tolita: pampa de oro, un tesoro pervive

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Todos saben que algo hay, y mucho más hubo, debajo de sus casas y plantaciones. Hoy siembran coco y pescan… ya casi no recogen ni buscan piezas arqueológicas, lo que alguna vez fue la ocupación principal de los moradores de esta pequeña isla y su comunidad: La Tolita-Pampa de Oro.

El nombre aparece en museos del mundo, en el Smithsonian, en el American Museum of Natural History de Nueva York, al lado de algunas de las piezas más fascinantes de América, realizadas en barro, oro, plata, e incluso platino (es una de las civilizaciones más antiguas en trabajar este metal).

La llamada cultura La Tolita es un hito de la arqueología precolombina, y muchos de sus hallazgos provienen de esta minúscula isla de manglares.

El silencio después del saqueo, como el de un “lejano oeste” irónicamente húmedo y tropical, es profundo. Uno tiene la impresión de que la comunidad actual de 300 personas ni siquiera sospecha que es heredera del legado.  Desde inicios del siglo XX, primero en manos de losSánchez Isaías, y luego, desde 1923, del italiano Donato Yanuzzelli, fue una empresa para extraer el oro de toda la arqueología que se encontró en la zona.

La leyenda era, incluso, que Yanuzzelli fundía las piezas para enviarlas directamente a las arcas de Mussolini. Fue luego de su muerte que la zona cobró importancia entre arqueólogos y pasó a ser propiedad del Banco Central del Ecuador…

Hoy, en el lugar, una ínfima colección dispuesta sobre pupitres intenta sugerir el alcance del legado, pero pocos entienden la formidable ri­queza que en realidad rodea a la comunidad. Aparte de los restos que no han sido aún extirpados, hay decenas de tolas ancestrales (un sistema de montículos que servían de vivienda y enterramiento), técnicas de agricultura milenarias en forma de camellones, que utilizaban el manglar para gestionar la siembra, y evidencia de lo importante que era este pequeñísimo punto en el mapa como centro de intercambio y movimiento en épocas precolombinas. La inquietud cae de su peso: cómo podemos volver a llenar el vacío que nos ha dejado esta “pampa de oro”?

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