Kuripishcu: Camino largo y sinuoso

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Textos por: Bernarda Carranza

Fotos: Adrián Soria (AS) + Ñan

Fotos Aves: Dušan Brinkhuizen (DB) & Murray Cooper (MC)

Para el biólogo Adrián Soria, el verdadero tesoro de los Llanganates no es el oro de Atahualpa sino la biodiversidad de sus aves. Por eso, en el 2011, cuando buscaban un nombre para una eco-ruta que atravesaría la provincia de Tungurahua, Kuri Pishku —pájaro de oro, en kichwa —quedaba como anillo al dedo.– La Colirraqueta Peruana, una especialidad de la zona del Kuripishku (MC) –

La historia detrás de la ruta ecológica más grande del país, irónicamente situada en la provincia más pequeña, es (spoiler alert) una en la que las comunidades (y no aquellos en poder) triunfan.

Todo empieza con Adrián. Él se describe como “era”: un enfermo por las aves. De esos que se metían en bosques desde antes de que amaneciera hasta pasadas las 6 de la tarde y se olvidaban de desayunar, almorzar y cenar… Más de una vez se cayó en un hueco o estuvo a milímetros de desplomarse abismo abajo en busca de una nueva ave para tachar de su lista. “Cuando dejé de ser un enfermo”, dice Adrián, “me di cuenta que esto no es algo solitario y que juntos, con la gente, se puede ayudar a conservar la naturaleza.”

– Adrián Soria enseña a nuestro colega Fernando Saa cómo usar la guía de aves –

Adrián se mudó de su natal ciudad de Patate a El Triunfo, un pequeño poblado a las faldas de los Llanganates, donde la señal de teléfono no existe, pero los senderos son un espectáculo para las aves. Aquí se hospedó en casa de una profesora de escuela de la zona, Anita Iglesias, quién después también formaría parte del proyecto.

El grupo de apasionados naturalistas empezó a formarse en 2010 cuando Adrián empezó a impartir talleres de observación de aves en Patate para personas de todo tipo de profesiones: ganaderos, profesores, biólogos, artistas, estudiantes… Dentro de ese grupo estaba don Alirio Rodríguez, un artesano de Poatug; Ítalo Espín, un artista; Carlos Díaz, un guía de aves en Baños; Adela Abril, en ese entonces estudiante universitaria; Sergio Niquinga, guía de la zona de Manteles; Anita Iglesias… Iniciaron el Proyecto de Conservación Llanganates EGP-UICN y luego el Grupo de Apoyo Local (GAL) en Patate, un grupo de aficionados a las aves que salía a avistar y realizar censos para entender cuántas especies vivían en la zona.

Ese grupo inusual de conservacionistas tenía su causa arraigada en las venas y hasta se presentaban en desfiles de Patate con grandes aves de cartón para visibilizar su lucha ambientalista.

“La idea de la eco-ruta fue quitarle la presión al Parque Nacional Llanganates para que también los turistas vayan hacia el pueblo, conozcan a la gente… promuevan así el turismo local”, cuenta Ítalo en un comedero de Píllaro.

El grupo encontró más de 400 especies de aves en la zona de Tungurahua, pero el objetivo fue dar paso a un proyecto turístico que apoyara a los pequeños emprendimientos.

En el 2012, tras haber escuchado más de una vez que eran jóvenes que iban muy rápido para el sistema, obtuvieron un triunfo. La Municipalidad de Patate accedió a dar dinero para la eco-ruta y después de presentar su idea a la comunidad más amplia de avituristas del país, el proyecto se insertó perfectamente en la visión global que buscaba posicionar a Ecuador como competidor ecoturístico a nivel mundial.

– ¡Señalización presente!… en la ruta Kuripishku –

Kuri Pishku

La eco-ruta Kuri Pishku se extiende más de 132 km y parte desde la Laguna de Yambo en Salcedo, que viene a ser, insospechadamente, la laguna con más diversidad en especies de aves del centro del país (incluso más que Colta). La ruta entra por Píllaro y se extiende hacia el pueblo de San José de Poaló para dirigirse hacia la entrada de los Llanganates.

El recorrido hasta la laguna de Pisayambo, a 3400 msnm, es de 12 km desde la entrada del Parque, pero la belleza está en recorrer también las lagunas aledañas que en realidad alimentan la hidroeléctrica de Pisayambo: El Tambo, Rodeococha, Patojapina y Quillopacha.

– Laguna de Pisayambo –

Ítalo, quien además forma parte de la Asociación Páramos Jaramillo, una asociación formada para conservar los páramos de Llanganates, deshacerse de la ganadería y luchar contra la deforestación, puede brindar sus servicios de guía de Píllaro y del parque. Además, una vez en la ciudad, visita su Museo Casa Cultural El Pacto donde exhibe sus obras de arte, sus máscaras construidas con papel maché y papel engomado para las famosas Diabladas y donde podrás degustar su delicioso licor artesanal: Agüita de Puerco.

Continuando hacia la zona de Patate, por la vía Píllaro-Patate, se llega al parque central, parque Simón Bolívar, lleno de aves y sus cantos, donde el cálido clima del “valle de la eterna primavera” te da la bienvenida. Antes de continuar la ruta, detente a desayunar en la panadería familiar, Pan del Valle (ubicado junto al parque), para después continuar hacia Mundug a 9 km. El sendero hacia la cascada de Mundug es de 2.4km —1h30 de caminata —donde algunas de las especies interesantes son la Urraca Turquesa, Picogrueso Dorsinegro y el Colibrí Picoespada.

– El florido parque central de Patate  (AS)

Luego está el pequeño poblado de Poatug (a 8km de Patate) donde la visita al talentoso Alirio Rodríguez es imprescindible. Don Alirio, como muchos le conocen, es un septuagenario que mantiene la vitalidad de un joven gracias a todos esos años inmerso en las entrañas de los Llanganates como guía de buscadores de tesoros —los “místers”, como él los llama —que le contrataban a él y a su hermano Segundo como portadores. En una pequeña casa de adobe, don Alirio y su familia nos reciben en su patio trasero que también es un taller de artesanías en madera.

“Amo el medioambiente, el ecosistema y lo que hay en el Parque Nacional Llanganates,” cuenta don Alirio con una sonrisa.

Su amor por la naturaleza no solo se mantiene en su trabajo como guía sino también como artesano. Rodeado de piezas de madera en forma de aves, don Alirio nos cuenta cómo, hace pocos años atrás, descubrió que tenía un talento innato para tallar la madera. Para crear sus obras no tala árboles, sino que utiliza madera que haya caído producto de un deslave. Las aves que talla son de la zona. “Adrián y los demás compañeros me dan aliento,” explica. “Me dicen que este trabajo es arte y que no lo hace cualquier persona”.

Don Alirio también es músico y poeta. Siempre ha estado adelantado para su época y su pueblo. Mientras los demás vecinos le criticaban por andar tallando o preocupándose por el medioambiente en lugar de trabajar el campo, él buscaba nuevas maneras de seguir adelante con lo que le gustaba. Ahora, sus obras se venden hasta en Japón y Nueva Zelandia y han sido expuestas en ferias de aves internacionales.

La Casta, ubicado en el barrio de Quinlata, es un buen lugar para almorzar. Su jardín verde y exuberante ofrece, aparte de un lindo ambiente en el restaurante, una simpática estadía. También puedes avanzar a Hacienda Manteles, que más allá de estar rodeado de montañas y tener una vista privilegiada del Tungurahua, también ha sido un importante colaborador e impulsor de la eco-ruta. María Clara Durán, administradora de la hacienda, afirma que tienen más de 7800 hectáreas de bosque primario protegido que forma parte del IBA (Important Bird Area) Llanganates-Manteles-Baños y cuenta con varios senderos “llenitos de aves”.

Continuando por la ruta de Patate a Baños, hay escala en el pueblo de El Triunfo. La época ideal para visitar y “avistar” es octubre. El Triunfo se jacta de senderos hacia hermosas cascadas como la Cueva de las Golondrinas, Cueva de los Incas o hacia puntos altos como Cruz Loma. En este pueblo también está Anita Iglesias. Su casa se convirtió en sede de todas las operaciones para la creación de la eco-ruta. Se respira siempre un aire de conciencia con el medioambiente y ella, amante de la naturaleza, enseña a sus estudiantes a ser verdaderos naturalistas: “Año que les toca en mi aula, año que les enseño de conservación,” nos dice y muestra, con orgullo, binoculares de talla pequeña para sus pupilos. Anita ha adecuado ahora su estancia como hospedaje— lo llama “Un Modesto Paraíso” —para quienes llegan hasta El Triunfo para ver aves.

– Fabulosas montañas rodean a Baños (AS) –

La vía de Patate a Baños te permite entrar a la ciudad por la parte alta, bajando por las antenas de Baños y cruzar un camino arropado por árboles. Esta ciudad, considerada como la meca del turismo en Tungurahua, es conocida por su vida nocturna, su turismo mochilero y los deportes de aventura.

“Como ecologista, me da pena que la gente venga a Baños solo a disfrutar de los deportes que en realidad intervienen con la naturaleza”, indica el guía de aves Carlos Díaz.

Pero desde la plataforma-mirador de la cascada Manto de la Novia inicia un sendero de 2 km donde se pueden avistar más de 40 especies. Carlos Díaz nos lleva por senderos neblinosos en el corazón de la naturaleza. Es uno de los pocos guías de aves de la ciudad de Baños y conoció a Adrián en Patate y rápidamente formó parte del proyecto de la eco-ruta. Se asentó en Baños donde asegura que hay más de 190 especies de aves residentes y ha abierto un café junto con su esposa, Café Colibrí, un hermoso espacio inmerso en vegetación que vale la pena visitar cuando en Baños.

La eco-ruta Kuri Pishku finaliza en Río Negro, en el límite provincial con Pastaza y se destaca por la maravilla de atravesar distintos ecosistemas desde su inicio: páramo, bosque nublado y subtrópical. Desde su concepción, Kuri Pishku buscaba ser una ruta ecológica donde, además de “ver aves”, se priorizarían las historias de las personas que vivían en el camino. “Hay que entender que el aviturismo es lo que más ayuda a la conservación y lo que causa menor impacto en el medioambiente porque involucra a las comunidades, las hace parte del proyecto, las hace cuidar su territorio y atrae a la gente, los amantes de las aves, hacia lugares remotos y olvidados,” afirma Carlos.

Ahora Adrián se encuentra en otra lucha, quiere que la zona de Patate, un IBA (Area Importante de Aves), sea también un ACUS (Área de Conservación y Uso Sustentable). “Ahí le va a tocar meter plata al gobierno para conservar,” dice con la misma pasión con la que nos contaba la historia de cómo inició la “eco-ruta” en un principio, aquel camino sinuoso que, nos vamos convencidos, es el verdadero tesoro de estas tierras insondables.

Algunas aves de la ruta Kuripishku

Se recomienda visitar Parque Nacional Llanganates con un guía. Es fácil perderse en los pajonales del páramo si no se conoce bien el camino. Las aves insignes de la zona alto-andina son Cóndor Andino, varios patos incluyendo Anade Piquiamarillo, las Cercetas Andina y Aliazul (una especie migratoria), el colibrí Picoespina Dorsiazul, Caracara Curiquingue, Halcón Aplomado, Cinclodes Piquigrueso, quizás la rara Becasina Andina. En bosques menos elevados busca especies bandera como el Tucán Andino Pechigrís, Gralarita Cariluna, las Tangaras Montanas Pechinegra y Enmascarada, Tangara Coronidorada y Quinuero Dorsinegro.

Contactos para organizar tu viaje:

Italo Espín, guía Llanganates y Museo El Pacto: +(593 3) 287 4722

Anita Iglesias para estadía en El Triunfo-Patate: + (593 9) 9559 5492 / +(593 2) 577 7026

Abril Adventures de Adela Abril, operadora turística en Patate para aviturismo y agroturismo en la zona: + (593 9) 9598 2871

Carlos Díaz, guía en Baños: + (593 9) 9318 4936

Don Alirio Rodríguez, taller de tallado en Potuag, Patate + (593 9) 6914 3780

La Casta: (+593 3) 287 0364

Hacienda Manteles: (+593 2) 254 9559 / (+593 9) 8821 909

Fotos de aves cortesía de Murray Cooper (mc) y Dusan Brinkhuizen (db)

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