Dulce, trabajadora y una excelente comerciante. Así es como Renato Solines describe a su abuela Carlota, dueña de la casa donde hoy funciona el hotel que levantó en su honor, la casa donde hijos y nietos pasaron la infancia.
Renato Solines, junto a su esposa Verónica Reed —arquitecta— decidieron convertir la casa de la abuela en un hotel: un lugar que preserve la calidez de antaño y la hospitalidad de familia donde se entreteja diseño innovador y una visión sustentable.
Cada una de las doce habitaciones llevan el nombre común de un pájaro emblemático de la ciudad (el Azafrán, el Esmeralda, el Brujo, la Golondrina y el Carpintero) y su decoración está relacionada con los colores de cada ave.
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Pero Carlota no solo es un lugar estéticamente hermoso; también es una propuesta responsable para proteger el medio ambiente.
Treinta por ciento de su energía se produce a través de paneles solares y genera una reserva de tres horas en caso de un apagón. El agua de las duchas se reutiliza en los retretes, reduciendo su consumo en un 50%. Los productos de aseo personal son biodegradables; se usan focos LED; y un alto porcentaje de los materiales con los que se restoró la construcción son reciclados.
Si a esto se le suma la vista de su Roof Top, su servicio de cocina, la excelente carta de licores y los grandes ventanales que inundan el lugar, Carlota se convierte en el lugar ideal para conocer la cara más cariñosa, responsable y encantadora de Quito.
Contacto
Benalcázar N6-26 y Mejía.
(+593 2) 380-1410
reservas@carlota.ec
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