No podemos hablar del estado de conservación en Ecuador sin tomar en cuenta las profundas problemáticas de la región costera del país, una zona que ha sido degradada no sólo a través de sus extensos bosques, tanto húmedos como secos, con una frontera agrícola que respeta pocos linderos, sino a través del elemento que más lo representa: un ancho, aparentemente interminable, océano Pacífico. Un océano que hoy, también está revelando sus límites.
“El mar es generoso…,” dice María Cristina Miranda de Equilibrio Azul, fundación que vela por el estado de las especies costeras y marinas del país: “ese es su regalo; pero irónicamente también el foco de sus males.” Los pescadores ya se están dando cuenta de la incómoda realidad.
Es cada vez más difícil conseguir la pesca. Los peces que antes eran abundantes sin importar donde los buscabas, ahora no están; uno debe salir hacia mares cada vez más abiertos y utilizar tecnologías cada vez más avanzadas para conseguir la faena.

La ironía es que tampoco se puede dejar de ir al mar. Es sustento de cada día para un pescador. Es cómo asegurar comida sobre la mesa. De esta manera, lo que ya es una dificultad tanto para el ecosistema marino como para las poblaciones humanas de la Costa, se complica exponencialmente, irremediablemente…
La escasez de vida marina revela muy malas noticias para el estado general de los ecosistemas costeros del país.
“Es problemático porque la flota pesquera artesanal en nuestro país es inmensa. Y no existe forma para controlarla. Si bien para los ecosistemas marinos la pesquería industrial tiene su impacto negativo, es de alguna manera u otra regulable. Pero los pescadores artesanales salen al mar, todos a su arbitrio, agarran lo que pueden, cómo pueden y seguirán haciéndolo hasta que ya no quede nada. Y no hay como demonizar sus acciones. Es su derecho.”
Lecciones del mar
Equilibrio Azul began operation in 2004, though the true story begins before that, when cofounders Felipe and Andrés Vallejo would take SCUBA diving groups out to Isla de la Plata, part of the Machalilla National Park.
Equilibrio Azul inició sus actividades en 2004, aunque su historia se remonta más atrás, cuando Felipe y Andrés Vallejo, sus fundadores, llevaban grupos a Isla de la Plata para bucear.
Felipe nos cuenta que desde ese momento se percató de ciertas problemáticas dentro del Parque Nacional Machalilla.
“Los barcos se anclaban a los corales, los propios barcos de turismo, que estaban ahí para velar por la isla y su naturaleza. Eso nos llevó a la pregunta, ¿qué está pasando aquí? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué podemos aprender de estos arrecifes para protegerlos? De estos cuestionamientos nació Equilibrio Azul. Veíamos que nadie estaba estudiando el ecosistema marino y que no bastaba con proteger un área como ésta si no sabíamos nada de su ecología.”

A partir de un festival de cine sobre temas marinos, cuyos fondos dieron el primer empuje al proyecto, Equilibrio Azul pronto creó una solución innovadora para proteger los arrecifes, con boyas a las que los barcos pudieran abozarse sin impactar el ecosistema. Empezaron también sus extensos estudios científicos de monitorear el mar y sus especies. Era la primera vez que se estudiaba a las manta rayas en territorio ecuatoriano, por ejemplo: el primer conocimiento de esta especie fuera de Galápagos.
Con los años, Equilibrio Azul ha creado un banco importantísimo de información sobre distintas especies y hábitats costeros: tiburones, ballenas, aves, peces, bosques tropicales, manglares… Pero fue quizás la tortuga marina la especie que mayor impacto ha tenido en el seno de la organización.
Un gran descubrimiento
“Lo que pasó,” explica María Cristina, “es que descubrimos una especie que se creía extinta en esta zona: la tortuga Carey. Encontramos nidos y poco a poco la seguimos, la estudiamos, conocimos sus hábitos, sus estadios de vida. La Carey, en pocas palabras, se convirtió en el corazón de los esfuerzos de Equilibrio Azul.”
Se trataba de una población de la especie de la que no se conocía absolutamente nada. Ahora, la fundación está aprendiendo sobre su ecología, biología, pues nuestra Carey se comporta de manera distinta que la Carey del Caribe. Utiliza ecosistemas distintos, como manglares, por ejemplo. “La información que hemos podido registrar de cada individuo, lo cual es de por sí difícil de conseguir, es por lo mismo muy valiosa,” dice María Cristina.

La entidad fue creada para la investigación pura y dura. El objetivo era esclarecer lo más posible sobre las poblaciones y ecosistemas marinos, saber cómo migran las especies, conocer su genética, su estado de vulnerabilidad local y global. Pero pronto el equipo se dio cuenta que para realmente pensar en la conservación y mitigar los serios problemas de la costa ecuatoriana, era necesario ir más allá, trabajar con las comunidades, crear vínculos con las autoridades… enfocar los esfuerzos en concienciar a los pescadores locales.
Hoy, varios pescadores forman parte del equipo, directa e indirectamente. Algunos, de hecho, ya no son pescadores y se dedican a turismo. Junto a ellos, la fundación está creando proyectos para mitigar las presiones que las actividades pesqueras infligen al ecosistema, especialmente en el ámbito de la pesca incidental. Y los frutos de este trabajo se están viendo.

“Ya cuando quedan atrapadas tortugas en las redes, no se las mata inmediatamente como solían hacerlo. Se intenta sacarlas con vida o retirar el anzuelo haciendo el menor daño posible,” explica María Cristina. En una industria artesanal sobrecargada como la pesca, estas pequeñas acciones son victorias. Pero están lejos de realmente hacer mella en el ámbito global del problema.
Un fino equilibrio
“Mejorar la situación de los ecosistemas marinos en Ecuador va, sin duda, mucho más allá de Equilibrio Azul. Como entidad, podemos dar toda la información que tenemos, pero hay que cambiar muchas otras cosas. Hay que educar a los pescadores no sólo sobre conservación de las especies, sino sobre asuntos sencillos como economía y planificación familiar… cosas tan simples como cómo gastar su plata y tener reservas para tiempos difíciles…”
Esto nos regresa a la cuestión original: el mar siempre da y sus hijos los pescadores, aún sabiendo el mal que le hacen, no pueden sino cosechar… hasta que no tenga más que dar.
Por ello, Equilibrio Azul está consciente de su rol de importancia, de su posibilidad de apoyar a la autoridades en esta lucha, puesto que, aparte de proveer de datos científicos que nadie tiene sobre los mares ecuatorianos, el equipo está en el campo todo el año, viendo de frente todo lo que está pasando: tanto la situación de las especies y las áreas protegidas como la situación de los pescadores.

Ello lleva a la organización a participar en reuniones comunitarias, con autoridades… difundiendo información de más de doce años monitoreando la fauna y flora costera y, sobre todo, marina del país (donde se realizan tan pocos estudios serios).
Poder estar involucrados en la toma de decisiones es indispensable para empezar a marcar una diferencia, pues las autoridades también necesitan ese norte de la ciencia en pos de una salida sostenible y consciente que beneficie tanto al ecosistema como a la sociedad. Mucho trabajo espera, pero la fundación continúa buscando un verdadero ‘equilibrio’ que beneficie tanto a la naturaleza como a la sociedad.