El suelo del bosque húmedo tropical es el espacio bidimensional más fascinante de la Tierra. Dale la vuelta a cualquier hoja muerta y se revela todo el fundamento de este ecosistema excesivamente biodiverso. A lo largo de este plano arcilloso, encontramos el secreto de gran parte de la exuberante riqueza de vida que se desarrolla por encima.
En la mayor parte del mundo, la tasa de descomposición es lento, y aunque no es algo de todos los días, encontrarse con cadáveres de animales muertos no es tan raro, a veces revelándose por su olor putrefacto (que puede durar varios días). Pero en la selva tropical, es muy improbable que huelas – y mucho menos veas – un cuerpo en descomposición. La muerte, que ciertamente no es una ocurrencia rara en estas tierras, representa algo tan breve en la selva tropical – con tantos agentes que trabajan al mismo tiempo para desaparecer todo rastro de ella – que no termina siendo sino una extensión de la vida que genera.
Hojas muertas desaparecen en semanas, enormes troncos de árboles caídos se hacen nada en unos pocos años… todo el suelo del bosque se puede considerar un inmenso sistema digestivo por derecho propio, una comunidad compleja de estómagos e intestinos.
Hoja descompuesta.
Uno de los moradores más importantes del suelo selvático son los hongos, y un conglomerado en particular, conocida como la cama de micorrizas – una mezcla de hongos y fibra de raíz – es responsable de gran parte del trabajo digestivo que devuelve más del 90% de los nutrientes hacia los árboles. Nada se pierde. Es uno de los mecanismos biológicos más eficaces que conocemos, y explica por qué el secreto de la increíble vida de la selva no se encuentra debajo de la tierra, sino sobre ella.
La selva como tal es una sola maravilla, compleja y exhuberante
Otro protagonista del suelo del bosque es las heces de los animales. Son en realidad una posesión muy preciada en la selva, y el momento en que tocan el suelo, muchas especies de insectos (hasta 50 en un solo excremento) aprovechan el evento para llevarse su parte. El suelo del bosque es un verdadero sistema de alcantarillado superficial que se purifica perpetuamente, donde los desechos son comida y el arte de reciclar es un acto de supervivencia.
Los maestros de la descomposición: los hongos.