Colibríes, loros, tucanes, éstas son aves identificadas fácilmente por cualquier persona, representantes del mundo natural que maestros de primaria en todo el mundo enseñan a sus niños con la esperanza de infundir asombro en sus curiosas mentes. Pero, ¿acaso alguien menciona alguna vez a las tangaras?
Estas aves espectaculares, de colores tan vivos y resplandecientes, tan presentes a lo largo de nuestros bosques ecuatorianos, también son joyas del Nuevo Mundo. 143 especies de tangaras abundan en Ecuador, la mitad de especies en el continente y, por ende, el mundo.
La vía a Limón-Indanza (un tramo de sólo 100 km) es hogar de más de 30 de estas especies, desde tangaras montanas de las elevaciones más altas a la quimérica Tangara Paraíso de los bosques tropicales del Oriente.
Hay espectáculos deslumbrantes, de bellos plumajes opalescentes como la Tangara Lentejuelada o la Tangara Cariflama y aves llamativas como la Tangara Urraca, una hermosa ave blanquinegra que frecuenta las copas de los árboles y suele posar sola en ramas despejadas para dejarse ver.
Como familia, ejemplifican, incluso más que los colibríes, loros y tucanes, la asombrosa biodiversidad de nuestro país. Han puesto a científicos de todo el mundo en grandes engorros taxonómicos, y son una de las muchas razones que tenemos para prestar atención a árboles y arbustos cuando salimos al campo sea donde sea en el Ecuador.