Uno no puede contener el entusiasmo, un entusiasmo que se traduce a veces en ansiedad. Como por primera vez frente a una montaña rusa con curvas que desafían la física, de pronto aparece una pregunta algo distante que, a medida que la fila va empequeñeciéndose, a medida, en este caso, que se va acercando el León, uno no puede dejar de preguntarse: “¿seré capaz de mantener la compostura cuando me toque a mí entrar ahí?”
Cada vez se hace más grande lo que hace minutos, en la distancia, cabía entre tu pulgar y tu índice. Cada vez más imponente el León.
Es un cuerpo de piedras que parece recostarse sobre el horizonte. Mucha gente que ha visitado Galápagos, no lo ha visto nunca. Tienes que llegar de alguna manera a la isla de San Cristóbal para, por lo menos, tomarle una foto. En crucero, tendrías que haber optado por un itinerario de las islas orientales, no siempre las más promocionadas. Pero es, sin duda, uno de los monumentos naturales más vistosos del archipiélago.
Como diría nuestro guía: «Patos al agua».
Llegar a nadar al pie de esta gran muela volcánica, ubicada lo suficientemente lejos de la isla madre San Cristóbal como para brindar un breve sabor de lo que es estar perdido en medio del océano, es un privilegio innombrable, accesible si te quedas en la isla, contratando uno de los tours diarios. León Dormido, para algunos, es la experiencia que más adrenalina provoca en la vida y es, sin duda, uno de los momentos más intensos de cualquier visita a Galápagos.
Snorkeling en el abismo / Snorkelling in the abyss
El snorkeling en este sitio, especialmente con visibilidad (prueba entre febrero y mayo), es incomparable. Y el buceo es aún más espectacular. Uno de los aspectos más fascinantes de León Dormido es el hecho de que a medida que te alejas de la roca en sí, llegas a un punto en el que se abre el abismo a tus pies y ya no ves el fondo del mar. Es lo más equiparable a sentirse en medio del espacio. Y la sensación puede crear un nudo en la garganta. Es en este punto, en medio de este abismo insondablemente turquesa, que se materializan los entes de la profundidad y lo que muchos vinieron específicamente a ver: tiburones martillo… Por supuesto, si buceas, es seguro que los verás, mientras que desde la superficie, ello depende de la visibilidad del agua y la profundidad en la que se encuentran estas escultóricas criaturas. A veces empiezan a subir en espiral y en estas ocasiones, la experiencia es especialmente conmovedora —hasta temerosa —para quienes no son adeptos a encuentros cercanos con la naturaleza como éstos.
Tiburón Martillo.
Aparte del fabuloso tiburón martillo, podrás ver también tiburones de Galápagos, tiburones de arrecife de punta blanca y punta negra (las famosas tintoreras) y hermosos peces como el Pez Angel Rey, la Barracuda, algunas rayas como la Hermosa Raya Águila Moteada o con suerte algunas más raras como el singular Pez Jeroglífico o Pez Harlequín…