El Canal de Bolivar: donde se encuentran las corrientes

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En su sano juicio, no hay criatura que se perdería el festín que, día tras día, prepara el ecosistema marino de Galápagos a lo largo del borde occidental de sus islas. En esta ‘olla’ gigantesca, ha surgido una de las más diversas y complejas comunidades del mundo. Es tan perfectamente equilibrada que proporciona vida para todos: desde las criaturas más microscópicas hasta la colosal ballena azul.

El Canal Bolívar es la reunión más occidental de tierra y mar en el archipiélago (sus aguas confluyen desde las profundidades del Océano Pacífico para separar las islas de Isabela y Fernandina), con lo que se cree son las mayores poblaciones y diversidad marina de cualquier otro cuerpo de agua en la Tierra. Una hora de natación a lo largo de la superficie en cualquier parte del oeste de Galápagos puede revelar, con tan sólo una máscara de snorkel, lo que sólo es observable con equipo de buceo (y varios metros más abajo), en la mayoría de rincones oceánicos del mundo.

La lista de animales es asombrosa: varias especies de ballena, delfín, raya y tiburón (incluyendo la mayor congregación de tiburón martillo), tiburones ballena, orcas, un sinnúmero de coloridos peces de coral, pulpos, anguilas, estrellas de mar, caballitos de mar, atunes, barracudas, el inigualable Mola Mola, o pez luna, y mucho, mucho más. Meter la cabeza en el agua es compartir este ‘acuario’ natural con especies comunes solo en Galápagos, como tortugas marinas, lobos marinos, pingüinos, mantarrayas, enormes rayas diamante, tiburones de arrecife, el tiburón de Galápagos, y cardúmenes de sobrecogedora cantidad. ¿Por qué tanto? ¿Por qué tan grandes? La respuesta fácil es que estamos en el medio del Océano Pacífico. Pero hay más que decir.

En primer lugar, debemos viajar hasta Oceanía, donde la precipitación tropical es tan intensa, que – a tantos miles de kilómetros de nuestras islas – nace una de las corrientes del Océano Pacífico más potentes y que más influye en el ecosistema de Galápagos. En realidad, hay tres corrientes oceánicas (y dos contracorrientes) – Humboldt, Panamá y Cromwell – que convergen en el archipiélago, lo que le añade, sin duda, diversidad a sus mares, aguas tanto cálidas como frías, pero lo que realmente predomina a lo largo de las islas occidentales y hace que el Canal Bolívar sea tan especial, es la Corriente de Cromwell, una fortísima ráfaga que golpea las Galápagos desde abajo hacia arriba. También conocida como corriente subterránea, ésta se arrastra a través del fondo marino para crear lo que científicos llaman “un afloramiento” de nutrientes desde las profundidades hacia su propia superficie. El fitoplancton – plancton vegetal – aquí, es sorprendentemente numeroso, y sorprendentemente diverso. Científicos creen que se debe a la fuerza con que la corriente de Cromwell arremete contra las islas, liberando hierro del rocoso fondo marino, lo que hace que el fitoplancton crezca en cantidades inesperadas, como en ningún otro lugar del planeta. Inicia así una cadena de vida única. El zooplancton – plancton animal – se alimenta del fitoplancton (las cantidades de ambos siendo tan grandes, que ballenas y rayas de todo tipo se unen al banquete). El zooplancton alimenta a la vida marina de menor tamaño y edad. Peces grandes, entonces, se comen a los más pequeños, y por supuesto, los depredadores estrella, los tiburones, consiguen su dosis, también. La variedad, el equilibrio, el espectáculo de la vida bajo el agua en la región occidental de Galápagos es, por tanto, única en el mundo

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