Galápagos es especial en cada rinconcito. Un ícono de esta singularidad es su rincón más antiguo: allá, ‘abajo a la derecha’ del mapa del archipiélago. Española fascina por su historia geográfica, la magnífica vida que utiliza sus peñascos, los hermosos paisajes que ofrece, abruptos contra el poder de las olas.
El Albatros Ondulado, o Albatros de Galápagos es el ave que mejor representa aquella capacidad tan propia de su clase: volar. Ninguna otra ave vuela más y el albatros tiene las alas para demostrarlo.
Con más de dos metros de envergadura desde la punta de un ala hasta la punta de la otra cuando las extiende, son precisamente estas alas las que le permiten permanecer toda una vida en el aire.
Un albatros puede pasar varios años (hasta cinco) sin tocar tierra, surcando en cielo abierto y sólo ocasionalmente se posará para descansar sobre la superficie del agua.
En las islas Galápagos, siempre es una experiencia conmovedora encontrar a esta especie en el único lugar al que verdaderamente llama casa, su única conexión con el mundo terrenal, sus sitios de anidamiento. En Ecuador, existen dos: Punta Suárez, en la Isla Española e Isla de la Plata, en la provincia de Manabí.
Es especialmente grato para amantes de la naturaleza que logran coincidir con el evento cumbre de su vida reproductiva: el fabuloso baile de cortejo. Los albatros son aves monógamas. Sus parejas las conservan durante toda su vida… pero es isla Española donde se re-encuentran, luego de varios años de vida en alta mar. Se encuentran para dar nuevo ciclo a la especie, con una celebración de naturaleza muy especial.
Entre muchos cariños y movimientos extrafalarios, los albatros realizan un duelo de picos, que, largos como dos espadas, golpean. Un poético encuentro entre macho y hembra que conmueve a quienes lo experimentan de cerca, como solo es posible en un lugar como Galápagos.
Sin embargo, durante la navegación en crucero es un recuerdo muy especial poder ver a esta reina de las aves marinas haciendo lo que mejor sabe hacer, elevándose gloriosamente por por sobre el horizonte; o flotando en el agua ¡como una boya desproporcionadamente grande en medio del mar! Pues es también una maravilla ver cómo un pájaro con un aire tan pesado cuando descansa puede convertirse en el aviador más ágil de todos.
PH: Jorge Vinueza