El agua que corre a través de nuestro país, gestora de nuestra asombrosa biodiversidad, es también tan variada y cambiante como ella. Los humedales, ecosistemas que recogen esta agua naturalmente para el beneficio de toda la red de vida que conforma nuestro territorio, son quizás los ecosistemas más importantes que tenemos, los que alimentan bosques y regulan y fortalecen ciclos agrícolas. Su protección es indispensable para nuestro bienestar. En este post te contamos sobre ellos y toda su variedad e importancia.
Páramos
Los páramos andinos son esponjas naturales que recogen no solo agua lluvia, sino el agua que mana de los glaciares, desde donde empiezan cientos de ríos. Ecuador es muy posiblemente el país con más ríos por metro cuadrado. Estamos hablando de miles de sistemas acuosos que irrigan campos y bosques, nacidos de este ecosistema paramero, una verdadera esponja y reservorio natural.

Por supuesto, existen prodigiosas lagunas formadas por la escarpada geología de los altos Andes, coleccionando agua en hermosos parajes de pajonal, muchas que se consideran entre los atractivos naturales más llamativos del país — lagunas de Mojanda, Piñán, Atillo, Ozogoche, además de las más de 4.000 lagunas de El Cajas.
Cualquier contaminación de estas aguas, siendo en muchos casos fuente hídrica central de todos nuestros ríos, afecta nocivamente el agua dulce por cientos de kilómetros.
Cascadas y ríos de bosque nublado
A medida que bajan los ríos de los altos Andes, dividiéndose y multiplicándose en número, ingresan en un entorno siempre verde conocido comúnmente como el bosque nublado, descendiendo las empinadas ‘escaleras’ o laderas de los Andes.
Alimentados por toda esta agua, estos bosques son frondosos y crean sus propias nubes (por ende, su propia precipitación), sin necesitar de tormentas traídas por los vientos como en otras latitudes del mundo, para recibir agua.
Debido a estas impresionantes caídas en la geología, formadas por la cordillera andina, esta zona, tanto en su lado oriental como en su lado occidental, son hogar de cientos de cascadas. Otro gran atractivo natural que motiva su visita y engalana la prodigiosa naturaleza de nuestro país.

Humedales amazónicos
La cuenca amazónica, que ya en Perú se une al poderoso río Amazonas, es dominada por todo un mundo ríos que lo alimentan; ríos poderosos, comúnmente color café debido a todo el sedimento que arrastran durante su descenso por los Andes. Estos ríos son eje de lo que probablemente es el ecosistema más biodiverso del planeta. Los imponentes bosques húmedos tropicales que se forman alrededor, crean nuevos humedales de varzéa (un tipo de bosque pantanoso), bosques inundados y ríos y lagos cristalinos de ‘aguas negras’… parajes asombrosos, únicos en el mundo, que debemos proteger.
Desembocaduras del Pacífico
Al otro lado de los Andes, bajando hacia el océano Pacífico, se crean algunas de las desembocaduras más importantes de este lado del Pacífico. De hecho, el Golfo de Guayaquil, donde desemboca el río Guayas en el mar, es el golfo más grande del Pacífico Sur de América. Estos ríos sufren de la contaminación y la degradación del hábitat de zonas que cuentan con las poblaciones humanas más grandes. Sobre el 85% de los bosques originarios de la Costa ecuatoriana, lo cual incluye manglares y ríos costeros, han sido impactados.
Manglares
Un ecosistema imprescindible para la salud de nuestras costas, nuestros manglares no sólo cuentan con una importante biodiversidad, además de ser hogar de refugio y alimento para especies en peligro (como las tortugas marinas y carey) sino que crean diques naturales para proteger las playas y costas de fuertes resacas y aguajes marinos, capaces de destruir incluso infraestructura humana y poner en peligro a cientos de hogares.
Marjales y playas
Las playas y marjales de la costa del Pacífico representan una importante escala en las rutas migratorias de las aves y son, por la cantidad de peces y mariscos, un eje económico y de subsistencia para millones de habitantes del país. Los problemas de conservación, la pesca masiva y no sostenible, la contaminación… son problemas graves que en años venideros afectarán terriblemente a nuestras comunidades costeras (y por ende a todo el país).

Los humedales, además de ser maravillosos, son imprescindibles para la naturaleza, la vida humana y los ciclos de vida en la Tierra. Un uso sustentable de los mismos es imperativo. Contaminarlos a través de nuestras actividades industriales, mineras y cotidianas, es poner en peligro nuestra propia salud, bienestar y futuro.