Cerro Hojas-Jaboncillo y la ciudad perdida de Portoviejo

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En la provincia de Manabí, yace una ciudad perdida. Se trata del sitio arqueológico más grande del Ecuador, con una dimensión incluso mayor a Machu Picchu en Perú.

El Cerro Hojas-Jaboncillo, ubicado en el cantón de Portoviejo, es uno de los lugares más fascinantes a visitar de la costa ecuatoriana, un macro-asentamiento de una importante ciudad manteña que abarca un polígono de siete mil hectáreas. ¡Y nadie sabe que existe! Casi nadie…

La tecnología LiDAR, un sistema de detección láser, revela 7 000 hectáreas de terrazas naturales ocultas en el corazón de los cerros que rodean Portoviejo (PH: Andrés Molestina).

La historia del Cerro y su reconocimiento nos remonta a 1906, cuando el arqueólogo estadounidense Marshall Saville viajó hacia Ecuador y Perú para realizar excavaciones. A principios del siglo XX, las culturas indígenas de las que se conocía en las Américas eran los Incas y los Aztecas…

Saville llegó a Ecuador esperando encontrarse con ruinas incas, pero tras sus excavaciones en la costa ecuatoriana informó de una nueva civilización, una de la cual no se conocía nada (fuera de Ecuador, desde luego, ya que Villavicencio y González Suárez habían descrito al Cerro como un sitio arqueológico importante).

En septiembre de 1907, Saville publicó un artículo que rompía los preceptos de la época para nuestro continente en nada menos que el New York Times, titulado “An unknown race found in the tropics” (“Se encuentra raza desconocida en los Trópicos”). Aquí dio a conocer que las ruinas de la civilización que habitó este lugar era extensa, de “alta cultura”.

El asombro del arqueólogo estadounidense lo comparten hasta el día de hoy quienes también conocen la complejidad del sitio. Arqueólogos nos cuentan que El Cerro es una ciudad de montaña, todo un sistema de terrazas, canales de agua y complejos de estructura en la cima.

El Parque Arqueológico nos permite imaginar cómo vivían los manteños en el cerro (PH: Andrés Molestina)

La cultura manteña y la inmensidad del territorio que dominó esta civilización están marcados por varios hitos arqueológicos e históricos importantes, pero quizás los dos descubrimientos más grandes se han dado con más de un siglo de diferencia: el primero siendo las excavaciones de Saville entre 1906-1910 y el segundo entre 2019-2020 cuando se determinó que la ciudad no abarcaba las 3 500 hectáreas que se conocía de las primeras excavaciones (cuya área está actualmente protegida) sino que, en realidad, se trataba de siete mil hectáreas y ¡más de 220 áreas arqueológicas!

¿Quienes fueron los Manteños?

Si bien la cultura Manteña se extendió desde el norte de Manabí (conocida como la Manteña-Huancavilca) hasta el sur de Guayas (conocida como la Manteña-Punaes), Cerro Hojas-Jaboncillo, un complejo arqueológico compuesto de varios “cerros”, llegó a ser un hito simbólico espiritual para una gente que se repartía en varios oficios definidos: eran pescadores, ingenieros, agricultores, artesanos y artistas.

Quizás el artefacto más conocido de la cultura manteña son las sillas (sillares) “U”, asientos de piedra con brazos que portan una figura antropomorfa en la base. Esta figura luce agachada, como sosteniendo al asiento en su lecho. El propósito que servían estas sillas aún no se conoce con certeza; hay distintas interpretaciones. Hay arqueólogos que opinan que eran asientos de los señores o caciques; y hay otros que ni siquiera están de acuerdo en que las sillas fueran… sillas.

Estas piezas, de todas formas, son solo uno de los varios vestigios arqueológicos que se han encontrado en el Cerro Hojas-Jaboncillo. En la cima de estos cerros se han localizado estelas de piedra, monolitos de jaguares y figuras femeninas talladas, cerámicas de color negro que denotan la cosmovisión de la cultura. Estos artefactos se conocen como objetos de poder, que dan a conocer que el Cerro tenía un significado mucho más grande e importante para la cultura Manteña que va más allá de lugares para actividades agrícolas.

El museo de sitio ofrece un ilustrativo centro de interpretación ligado al trabajo arqueológico de las piezas descubiertas en el lugar. (PH: Andrés Molestina)

Los Manteños cosechaban diferentes tipos de maíz, maní, zapallos, tomates, ajíes, cacao, yuca, camotes, y frutos variados. El complejo arqueológico está lleno de un sistema de terrazas que se encuentra a lo alto de los cerros y van cambiando en anchura. A diferencia de las terrazas incas que se creaban en un punto específico de las montañas, los Manteños lo hacían al revés. Ellos se adaptaban a la montaña y cada milímetro que podían, fueron convirtiéndolo en un espacio para sembrar o vivir.

Pese a que el sitio está dentro de un bosque seco, las montañas son captadoras naturales de agua. Las cimas de estos cerros manejan un clima húmedo que alberga una gran variedad de flora y fauna. A más de 400 metros de altura, se condensa la neblina y se capta la bruma de manera natural. Además los Manteños confeccionaron un sistema de riego para conducir esta agua a su sistema de terrazas; así, reservándola durante meses… incluso en épocas de verano.

Un lugar ideal para recorrer, que cuenta la historia de nuestros ancestros de la costa del Pacífico (PH: cortesía GAD Portoviejo)

El fabuloso centro interpretativo de Hojas Jaboncillo nos cuenta esta historia y muchas más; además, nos permite imaginar lo grandiosa que fue esta civilización, una de las más avanzadas de América, heredera de culturas como la de Valdivia que se consideran las más antiguas del continente. Descubre este fabuloso sitio de encuentro con nuestra arquelogía a las afueras de la ciudad de Portoviejo, una ciudad que se regenera y promete un brillante futuro turístico para nuestro país con uno de los hitos arqueológicos que, aun siendo poco conocido, es uno de más llamativos del continente.

Horarios de atención
8h30 – 17h

Cómo llegar
El Parque Arqueológico Cerro Hojas-Jaboncillo está ubicado en la Ciudadela Las Amazonas, parroquia de Picoazá, a 15 minutos (7,5 km) del centro de Portoviejo.

Transporte público ofrece acceso al Parque con la «Cooperativa Picoazá» (viaja todos los días).

Foto portada: Cortesía GAD Portoviejo

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