A 3100 metros sobre el nivel del mar, donde los rayos del sol caen de forma perpendicular, en la línea ecuatorial, se encuentra el Parque Arqueológico Cochasquí. Aquí habitaron los Quitu Caras que, según los arqueólogos, establecieron un sitio de observación astronómica. Las pirámides de cangahua, con más de mil años de antigüedad, cuentan con plataformas que sirvieron para observar los solsticios y equinoccios, y para formar un calendario agrícola y establecer años secos, años lluviosos, tiempos de siembra y tiempos de cosecha. Además, según los vestigios encontrados, era un sitio ceremonial-ritual de agradecimiento y alabanza al Sol y a la Luna.

Desde la pirámide más elevada, el radio de observación es de 360 grados, si el día está despejado, es posible ver la Avenida de los Volcanes: Pichincha, Cotopaxi, Cayambe; los valles de El Quinche, Los Chillos y observar Quito y el Panecillo.
Acampar cerca de las pirámides es una experiencia inolvidable: la energía de la mitad del mundo transmite un poder que nos acerca a los ancestrales habitantes del lugar. El espíritu de Quilago, la princesa guerrera Quitu cara, que defendió a su pueblo de las invasiones incas. En el solsticio de junio se celebra el Inti Raymi y es posible acudir a sanaciones impartidas por chamanes, comer platos típicos preparados por los habitantes de la zona y tomar chawarmiski, una bebida extraída de los pencos.

Se puede caminar desde Malchinguí y, en dos horas aproximadamente, llegar para visitar los museos arqueológicos de sitio, etnográfico, de instrumentos musicales, armas y elementos de juego, y el jardín etno-botánico.