Es una mañana soleada en Quito, una de esas mañanas brillantes que nos recuerda que la ciudad está en pleno corazón de los Andes, no lejos de las nieves perpetuas de sus fabulosos picos. Estamos veintiún pisos por encima de las calles y el Parque de La Carolina se extiende al este y al norte: sus árboles parecen arbustos desde esta altura.
Un grupo de mujeres posan para la foto en su lugar de trabajo, un galpón suspendido de hormigón desnudo. Estamos en la construcción de ONE, a pocos meses de su finalización. Entre las mujeres está Lilia Ñaniña. Ha trabajado en las construcciones de Uribe & Schwartzkopf (U&S) desde hace casi una década. Comenzó en la empresa como contratista, preparando comida para los trabajadores. Luego fue “ayudante”: barría y realizaba tareas ligeras de los hombres.
Hoy, es oficial de seguridad industrial para la compañía. Disfruta de un buen salario, un empleo estable y mejores perspectivas de vida para ella y su familia. Está muy feliz con la situación: “Nunca esperé meterme en seguridad industrial,” admite, “pero la compañía ha reconocido nuestras habilidades como mujeres y nuestra disposición para aprender. Ahora estoy encantada”.
“Queremos que nuestros clientes sepan que están invirtiendo en edificios que no solo se han construido de acuerdo con las más altas normas medioambientales y de construcción, sino también en condiciones sociales saludables y equitativas”.
Desde su creación en 1973, U&S ha tomado muy en serio el papel de las mujeres en el lugar de trabajo, afirma su presidente Tommy Schwartzkopf. Explica que actualmente se están reformulando los estatutos para incluir la igualdad de oportunidades como parte central de los objetivos de la empresa. Pero en la práctica, ha sido un desafío para la compañía, que actualmente cuenta con diez proyectos en Quito y emplea a unas 25,000 personas directa e indirectamente.
Un importante giro en los objetivos empezó en 2017 cuando se creó una campaña para abordar el problema de abuso verbal en sitios de construcción, algo que las mujeres han sufrido históricamente en la ciudad (y el mundo). Se puso en marcha una campaña con talleres centrados en el respeto a la mujer y consideración por los compañeros y compañeras de trabajo, al igual que paneles informativos colocados en las paredes de cada obra. Los resultados fueron alentadores: las mujeres informaron que se sentían más seguras y sufrían de menos abusos verbales que antes.
Paralelamente a estos esfuerzos, U&S inició un proceso de reconocer las habilidades de las mujeres como agentes de seguridad industrial. En general, se estima que están más orientadas a darse cuenta de detalles y ponen la seguridad en primer lugar, más aún que su contraparte masculina. El eslogan «no por ti, por tu familia» suena bien en oídos de Sandra Guamán, quien ha trabajado en U&S por más de seis años. Ha dirigido docenas de clases de seguridad industrial. «¡A los hombres que no prestan atención ni toman en serio los cursos, les damos a copiar 500 líneas de una!», se ríe ella.
La compañía formó brigadas de seguridad industrial, que hoy suman 43 miembros en total. Estos grupos han sido sumamente efectivos para reducir la cantidad de accidentes en las obras de las empresas. De hecho, no han sufrido ningún accidente grave en los últimos dos años.
“Empleamos a personas por sus habilidades, no por su género. Me encanta visitar las obras y ver cómo ahora las mujeres forman parte integral de nuestros proyectos. No solo es positivo para nosotros, es positivo para Quito y para el país,” dice Tommy Schwartzkopf.
“Ya tenemos más mujeres en la empresa que hombres,” afirma Tommy. “Casi la mitad de nuestros arquitectos son mujeres y son mayoría en departamentos de diseño de interiores, recursos humanos, comunicación y mercadotecnia, por ejemplo”. La compañía quiere alcanzar un porcentaje de fuerza laboral femenina del 10% para el final de 2019. Globalmente, en Ecuador, las mujeres no suman ni siquiera el 1%.
“Estamos seguros de que lograremos el objetivo. La tecnología está reemplazando las tareas más físicas de un sitio de trabajo, lo que significa que más mujeres pueden desempeñar roles que en el pasado habrían sido considerados demasiado difíciles para ellas”.
“Nuestra nueva campaña ‘Mujeres de Altura’ será clave para lograr esta misión. Ya tenemos 850 mujeres postulantes de bajos ingresos y/o vulnerables en el programa”.
“Estoy seguro de que más mujeres ingresarán a lugares de trabajo que antes se estimaban ámbitos exclusivamente para hombres. Estamos demostrando que ellas pueden hacer el trabajo —a veces, incluso, mejor que los hombres— en áreas como seguridad, pintura y diseño de interiores,” dice Tommy. La compañía también está demostrando que toma en serio su impacto social y ambiental con la certificación EDGE del Banco Mundial y que está en busca de la Certificación B.
“Al trabajar con los mejores arquitectos del mundo, como Jean Nouvel o Moshe Safdie,” dice el presidente de la compañía, “hemos tenido que elevar el nivel de trabajo y calidad. Estamos trayendo las mejores prácticas internacionales a Ecuador y los resultados son alentadores para toda nuestra fuerza laboral y, por supuesto, para las mujeres también”.
La campaña “Mujeres de Altura”, iniciada a principios de 2019, alienta a las mujeres a postularse para un empleo en Uribe & Schwartzkopf. El programa está enfocado en ayudar a mujeres sin experiencia previa en proyectos de construcción, en situaciones vulnerables o que enfrentan desafíos económicos. Para más información, ver www.mujeresdealtura.com.
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