Antisana, páramo vivo

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Antisana es un poderoso volcán, crucial para los ecosistemas de sus alrededores (y de todo el norte del país), cuyas aguas se filtran hacia la Amazonía y alimentan e irrigan la zona de Quito. El nevado en sí es todo un espectáculo cuando de pronto se deja ver a medida que entran y salen las nubes bajas de su cielo cristalino. A veces se despeja gloriosamente, otras veces solo se deja ver un poco, asomándose con resguardo para ver quienes han llegado a visitarlo.

La experiencia turística de visitar Antisana suele ser provechosa y memorable y un aspecto central de ella —por la cual hacemos esta afirmación— es por la facilidad de observación de varias de las especies que habitan los alrededores de la gran montaña. A medida que uno transita sus páramos, no es raro ver actividad: aves volando o alimentándose del suelo, a veces en gran número… al igual que varias especies de mamíferos. Es, también, un excelente lugar para ejercitarse, con rutas sencillas de exploración. Todo esto a poca distancia de la ciudad de Quito (más o menos una hora y media de la capital).

Hasta hace un poco más de una década, este santuario natural era muy poco visitado; para hacerlo, uno requería de permisos de entrada pues era propiedad privada. Pero desde ese tiempo hasta acá, los alrededores inmediatos del volcán son hoy parte del sistema de parques nacionales del país, con otras zonas que están siendo protegidas por parte de entidades de conservación y distintos proyectos ecoturísticos particulares. Existen varias opciones para pasar el día o medio día de excursión. La más común es ingresar al Parque Nacional Antisana hasta la laguna de La Mica. Esta gran laguna es el destino final, donde uno puede cómodamente estacionar el auto (la vía hasta el estacionamiento y lugar de registro está pavimentada y es de fácil acceso).

Laguna La Mica.

Pero antes, hay que estar vigilante, pues hay muchas posibilidades de observar distintas especies en su ámbito natural en pleno camino y por ende vale la pena ir lento. Uno se puede topar con varias especies de aves, incluyendo la singular Bandurria Andina, una hermosa ave color naranja pálido con un espectacular pico curvo. Quizás te topes con la Gaviota Andina, una elegante ave que uno asocia a la costa o las playas, pero en este caso, natural de los páramos y montañas del país. Está el Curiquingue (o Caracara Curiquingue) que suele husmear con las patas la tierra en busca de comida (por lo que parece que siempre está bailando) o la bulliciosa y colorida Avefría Andina, con una extraña cresta.

Si uno realmente está concentrado en buscar aves, hay más: incluyendo el Halcón Peregrino, una de las aves más veloces del mundo; el Aguila Pechinegra, un ave poderosa —una gran gran cazadora— que uno puede encontrar en número o, por qué no, el Cóndor Andino, el ave emblemática del país. Antisana cuenta con una de las poblaciones más importantes de esta especie. Hay que estar atento al cielo, con los ojos bien abiertos para identificar a esta gran ave planeadora.

Pero las aves no son los únicos encuentros en camino a la laguna y en los alrededores de la misma. Varios mamíferos son comunes y si uno camina con sigilo, los podrás ver. Un encuentro muy especial y bastante frecuente es el Conejo Brasileño. Esta especie se esconde en el pajonal y cada vez y cuando se asoma; puedes pillarlo alimentándose del suelo antes de que nerviosamente se de cuenta de tu presencia y salga disparado. Otros asombrosos encuentros podrían incluir familias de hermosos Venados de Cola Blanca o el Zorro Culpeo, una especialidad del páramo.

Una vez en La Mica, el recorrido principal nos lleva a la cima de un pequeño cerro ubicado al pie de la laguna. La caminata hasta la cumbre nos ofrece un mirador de tanto la laguna como del nevado (si está despejado). Uno puede caminar la arista hasta el final, hacia otros miradores o regresarse por la orilla de la laguna, donde se verán ranas, quizás conejos y aves lacustres como los zambullidores y las fochas.

Es una salida realmente fascinante que recomendamos, especialmente durante las mañanas soleadas de verano. Uno puede, incluso, quedarse en el bonito Tambo Cóndor, ubicado cerca de la entrada al Parque, un simpático hostal de páramo con interesantes bebederos de colibríes; o en Hacienda Guaytara. Si estás haciendo el recorrido solo por el día, aprovecha para almorzar una deliciosa trucha, la especialidad de la región, en cualquiera de estos dos lugares. Uno puede también visitar la laguna de Secas, que ofrece paseos en bote o la Reserva Chacana de la Fundación Jocotoco, un santuario de Cóndores Andinos, también conocido por ser hogar de Osos de Anteojos, con inolvidables vistas de tanto el páramo como las lagunas y acantilados del Antisanilla, una inmensa formación de lava creada por antiguas erupciones del volcán.

Contactos

Reserva Chacana
Contactar Fundación Jocotoco
+593 992 44 0038
www.jocotoco.org

Hacienda Guaytara
+593 997 61 8637 / +593 983 41 6322
www.hosteriaguaytara.com

Tambo Cóndor
IG: tambo.condor
www.tambocondor.com
+593 988 48 6196

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