Nuestro viaje más reciente con Toyota nos llevó a las imponentes lagunas del páramo de Mojanda. Increíbles paisajes, fabulosos pajonales, mucho por explorar en cuanto a naturaleza. Y ya que seguimos en la zona norte del país, por qué no viajar hasta otro fantástico recodo de nuestros ondulados paisajes: la laguna oculta de Cuicocha…
Dicen de Cuicocha que había tantos cuyes en sus páramos, que era difícil no pisarlos al caminar. Y la razón por la que había tantos —cuenta la leyenda— es porque por cada hijo nacido de la ancestral cultura karanki, había que realizar el ritual de liberar a un cuy a las orillas de la laguna para así honrar el nacimiento ante los dioses tutelares y sus monumentos naturales. Hoy, sin embargo, sería difícil encontrarse con un cuy silvestre en el lugar. Quedan en la memoria de los antepasados.

La ruta nos lleva a este mágico entorno que en días despejados ofrece una vista inolvidable de volcanes y nevados y que en días brumosos se abre a una hermosa caminata o paseo en bote. Para esta aventura, hallamos estadía en la preciosa Hacienda Pinsaquí, un lugar ideal para visitar la zona, pero especialmente propicia para ir y venir del pueblo de Cotacachi, desde donde empieza la aventura de llegar a la legendaria laguna.
Hacienda Pinsaquí ha sido una de las haciendas más importantes de esta región del país, incluso en tiempos coloniales… o mejor dicho, especialmente en tiempos coloniales. En las instalaciones existe, entre otras reliquias e historias, la habitación en la que durmió Bolívar.

La familia Freile, dueña de la propiedad, ha mantenido su espíritu con señoriales instalaciones que invitan a explorar; cabalgatas; excelente comida; conciertos de música andina y mucho más.
Camino a Cuicocha
A escasos metros de la entrada de la hacienda, encontrarás la vía que nos lleva al pueblo de Cotacachi. 2 Cotacachi es conocido por la excelencia de sus artículos de cuero. Realmente vale la pena poner esta reputación a prueba. Encontrarás que existen pocos argumentos para contradecirla. Hermosos bolsos, zapatos, botas, cinturones, abrigos, hasta blusas, muebles y por supuesto, sombreros hechos localmente (hay incluso instituciones educativas que enseñan la manipulación del cuero aquí) que reflejan calidad en tanto su material como su diseño. Pueden fácilmente pasar horas seleccionando los artículos que te vas a llevar a casa…

Y aún así, Cotacachi es mucho más que su cuero. Es un importante receptáculo de diversidad agrícola y un punto cultural arraigado en su pasado indígena. Ello lo ves en la entrada misma del pueblo, donde una moderna y enorme escultura de la chacana o cruz andina se levanta en rojo. Las chacras locales cuentan con variedades de maíz y granos que pocos conocemos, pues la población local también busca crear un banco de semillas de los cultivos ancestrales, haciendo frente a la devastadora agricultura de monocultivo que ha reducido profundamente la verdadera diversidad de nuestro abundante producto alimenticio.
Uno de los lugares a descubrir en Cotacachi es Ali Maki, precisamente por su eje cultural y búsqueda de fortalecer y difundir las raíces de la comunidad. En la hermosa residencia se organizan talleres con artesanos locales para compartir su talento y conocimiento. Excelente gastronomía e instalaciones invitan asimilar los beneficios de la vida rural, en su tranquilidad y riqueza vivencial.

Desde aquí, podemos ya dirigirnos hacia la montaña de Cotacachi, en camino a 4 Cuicocha. La hermosa vista de sus islotes y el agua cristalina que descansa en este crater, con un panorama sobrecogedor de volcanes cercanos, hace de este pequeño rincón uno de los más escénicos del país. Para quienes buscan actividad en naturaleza, la caminata alrededor de la laguna es muy recomendable, escoltado por la hermosa vegetación de bosque chaparro y páramo. Pero lo que entusiasma a la mayoría de visitantes es un paisajístico viaje en bote, pasando cerca de los cañaverales y los islotes que se levantan de la mitad del lago.

Si acaso te encuentras con el legendario cuy de oro de estas partes, reza que no lo haya visto alguien antes que tú, porque si no te convertirás en un pato más de los que encontrarás en buen numero zambulléndose en el agua. Y si tienes suerte, un momento despejado te ofrecerá un gran panorama del volcán Imbabura, con la preciosa copa de nieve del estoico Cayambe en la lejanía.
PH: Jorge Vinueza